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Con tu cuchillo y confianza en tu habilidad te acercas a la puerta sobre la muralla. Tras un par de intentos, quitando algo del oxido, pero en cuanto la puerta se abre tirando de un cordón y una trampa se activa rápidamente, tres grandes agujas se incrustan en tu brazo antes de que puedas reaccionar y provocando que dejes salir un quejido.
En el cuarto siguiente escuchas algo hecho de cristal caer y romperse, además de los murmullos da alguien, pasos ligeros se hacen escuchar en los tablones podridos del fuerte. Miras la habitación en donde te encontrabas y hay un gran estante con un par de barras de metal, a su lado, justo frente a ti, esta la puerta a la siguiente habitación, en la esquina de la derecha hay un armario viejo y al lado de ti un grupo de 5 barriles.
Antes de que decidas si ocultarte o esperar a que lleguen, uno de ellos patea la puerta y finalmente puedes ver de cerca a aquellas criaturas. Eran 3 pequeños y horrendos hombres reptil, vestidos como tribales y portando rústicas lanzas. No entiendes lo que dicen, pero uno de ellos te apunta con su lanza mientras voltea su mirada a sus compañeros.