>>2497 >Marceline ¿Cómo acabó la Von Karma sentada en una silla con correas conectada a un regulador listo para inyectarle 2000 voltios, extra que convenientemente no menciona? La respuesta que da a Marrybell es: "Me estaba divirtiendo demasiado. Ya sabes cómo los amargados se ponen cuando uno intenta pasarla bien"
Ahí en Yoshiwara pasarla bien es la norma. Siempre y cuando tengas el dinero para pagar esos placeres exclusivos de las élites del mundo. Millones y millones de (Inserte monedas del mundo) se mueven cada jornada en la ciudad de la noche eterna. Los negocios son varios, y esa pelea en la arena 69 es solo uno de los tantos que se celebran. En las gradas VIPS, donde algunos tienen ponchos trasparentes para evitar ser salpicados, Marceline le ordena a un camarero lo que la noble quiera tomar.
En el centro de la arena, la luchadora consigue su cuarta victoria con soltura. Ahora le toca enfrentar un mastodonte de tres metros, pero no se intimida, luce acostumbrada a pelear con tipos grandes.
"Si gana esta quinta pelea, paga todas sus deudas" Comenta Marceline con la vista fija en el combate, se apoya sobre sus brazos en el barandal de las gradas. "A ese fue el trato que llegó con uno de mis colegas banqueros... ¿Uhm?" Inclina la cabeza a un lado, un poco confundida cuando la noble le pregunta si se le puede conocer a la luchadora luego. "¿Eh...? Bueno... Sí... Supongo que si queda algo al final, se le puede conocer" Entrecierra los ojos. "Solo no te ilusiones, ¿vale?"
Con eso deja implícito que no es habitual que quede algo tras estas peleas, o al menos algo apetecible. La batalla por los momentos va bien para la luchadora, hace retroceder al grandote con fieras patadas y puñetazos, parece que va a ganar... Hasta que un tacón se le rompe, y el rival aprovecha ese momento para llenarla de golpes. Cae al suelo con hematomas grandes y pronunciados.
"Oops, se le acabó la racha. Con esto se da una importante lección: Nunca te endeudes"
El hombre no es del todo humano, algo de mutante tiene, de ahí que cuando libera del pantalón su miembro del tamaño del brazo de un adulto, la luchadora piedra el aliento y se eche a temblar, y cuando este le dice que si ruega se lo pensara, ella no tarde en forzar una sonrisa en su cara amoratada para pedirle que por favor la deje rendirse. Momentos después el hombre ya está dentro de ella, la luchadora solo puede apretar los dientes mientras él embiste su útero y la hace sentir como si la fuera a quebrar por la mitad. Al terminar, la tira sin cuidado a la lona, la luchadora que ahí tendida con la semilla derramándose se su vagina. Pero la cosa no termina allí, los cuatro tipos que venció a antes, les echan las manos encima y la violan en grupo, se le meten en la boca hasta la garganta haciendo que le cueste respirar, en su vagina, en su trasero, sin preocuparse por la seguridad de la luchadora que chilla como un cerdo entre sus cuerpos sudorosos. Llegados a un punto, le meten los dedos en sus pezones y lo abren para penetrar sus grandes senos. Tiene a cuatro hombres penetrándola a la vez, mientras que el grande la sodomiza embistiendo sus entrañas
En las gradas los que apostaron por su derrota celebran, y quienes se jugaron su dinero a que ganaría la maldicen o deciden lidiar con el fracaso con sombrías expresiones y alcohol.
