>>2635 >>2632 <La Guerra de Castas La Von Karma no se sienta ni tampoco se da un momento para dejarse embelesar por las tonadas que le tocan las morenitas, está más pendiente del desagradable rastro de pureza que parece venir del interior del palacio, como si alguien se hubiera lanzado un pedo y quisiera ignorarlo pero apeste tanto que fuese imposible no poner cara brava. Así de fea le resulta la energía positiva a Marceline (Pic de la expresión que tiene por tu culpa).
"¿Uhm?" Ladea la vista hacia la petulancia personificada cuando esta le habla: Orka. "¿Sí? ¿Qué pasa?" Marceline recupera una expresión más neutral. El moreno tiene curiosidad porque la dejaran fuera de la reunión con la gordita, y pregunta si puede saber la razón. "No" Contesta la Von Karma sin más. "Howard quizás no sea el banquero que mereces, pero sí es el banquero que necesitas frase de Batman correctamente usada. Por algo lo escogieron para representarte, noble Okra... Y hablando de ti" Marceline camina donde él está sentado hasta quedar de pie detrás. Se inclina y coloca la cara justo al lado del rostro de este, el largo y liso cabello de Marceline cae sobre el hombro del Iturbide. "Escuché muchos comentario sobre ti, lo que haces, cómo vives, todos malos y humanamente degenerados. Ahora que te tengo de frente, y echo un vistazo a tus ojos preciosos, me doy cuenta que sí, todos son totalmente ciertos, y la mayoría ni sospecha de la espesura de la oscuridad que se cuece en tu interior. Kukuku, un bello cascaron que da paso a un alma repleta de costras que supuran mugre, afrodisíaco y sangre"
Lo puede ver todo, todito, todo, los pecados más aberrantes del joven reproduciéndose como una película ahí en frente suyo. Desde la primera vez que se masturbó, hasta los asesinatos que ordenó sin que le temblara el pulso. Del mismo modo Orka se siente desnudo, pero no como si le faltara ropa, sino como si se le estuviera desprendiendo la piel, los músculos y tejidos hasta dejar detrás un esqueleto cuyos secretos son claros como el cristal para la banquera. Cuando Marceline cierra la manaza sobre el otro hombro del noble, este sufre un escalofrío y el efecto termina tan rápido cómo empezó.
"¡Pero ey! Yo también soy una mala persona. No estoy en la posición de juzgar" Marceline se separa y ahora le habla a las sirvientas morenitas. Aplaude un par de veces para atraer la atención de todas. "¿Alguna de ustedes sabe cómo complacer a un hombre? Porque el noble Orka necesita que lo satisfagan con urgencia. Ya saben a lo que me refiero. ¿Bien? ¿Quien se anima? Esto será de mucha ayuda para su señora, después de todo él pertenece al Señorío y ellos son los aliados que llegaron para protegerla de los sindicalistas"
Incitaría a la más bonita a que acompañe a Orka hasta un dormitorio o un matorral. Lugar donde seguro el moreno se sorprendería al ver sus zonas cochinas tan lisas como Anya, y no solo los genitales, su bolsillo de prisión también brilló por su ausencia.
4/4
Ya te contesto lo de ligar al Sol Negro con tus Lunarias.
