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Tobias puede reconocer la hostilidad o el mal carácter cuando lo ve, aunque no tenga ni la menor idea de qué hizo o dijo, pero eso no importa mucho así que le sigue la conversación.

—Me alegro, pensaba que era el único de la clase por aquí, y me tranquiliza... Eh... Claro, a ver... cojan

Cuando ve la pequeña llama da un ligero aplauso, asume que obviamente eso no será lo mejor que pueda hacer, sino que mostrarla en mitad del patio sería merecedor de un regaño si se descontrola.

—Oh, la mía, es un poco más complicada, pero a grandes rasgos... Mira...

Toman un puñado de tarjetas, aunque no son de poker ni nada así, no tiene esos vicios, son tarjetas de estudio con palabras en alemán para no sonar como retrasado al estar ahí.

—Puedo detener el movimiento de todo con lo que entro en contacto, o también puedo traspasarlo de objeto a objeto.

Lanza las cartas al aire y como dice, se queda ahí, estáticas, la gravedad no las hace caer al suelo, y si se tocan, se puede notar que están vibrando, muy ligeramente, casi nada, pero vibran.

—Y lo que dijiste... ¿Chicas? Podría ser que tú... Seas... ¿Un hombre...?