Las chicas le rodean para defenderle de un posible ataque, sander suelta una pequeña risilla mientras camina observando que nada malo le pase a ellas por andar nerviosas. Mirando de reojo a los tipos de vendas no hizo nada, mientras ellos se mantengan a raya todo estaria bien. Al estar dentro de abydos se le olvido como se manejaba el mundo de afuera, cada quien hacia lo suyo para sobrevivir y cosas como moral o etica practicamente ni existian. Solo habia caos y anarquia, el fuerte sobrevivia y los que no se adaptaban terminaban en una zanja o peor. ... A los pocos pasos se encontraron con un bar. Al igual que el resto del lugar, estaba construido con piezas que seguramente encontraron en la basura. Ya desde afuera se notaba que era un agujero de mala muerte y por dentro no era mejor: taburetes rotos y manchados, barra echa de piezas encontradas en el accidente del avion, incluso las mesas ya fueron usadas hasta el hartazgo y lo que servian no era mejor. Similar al barro, asi lucia la cerveza del lugar. En cuanto al olor, era lo que cualquiera se podia imaginar, tabaco y opio. El mercenario entro ahi como si nada, su rostro no se arrugo ni se impresiono por el escenario, ya se encontraba mas que acostumbrado, por lo que no demoro en acercarse a la barra y llamar al tabernero mientras las chicas tomaban se posicionaban detras de él.
"...Llamaran la atencion" Fue lo unico que les dijo antes de centrarse en el ciego "No, venimos por otra cosa...¿Ha oido sobre algun grupo que anda causando estragos y llamando atencion indeseada?"
Susurra mientras se inclina sobre la barra para que solo el tabernero le escuche.
"Ya sabes...Tipos que no tienen problemas con meterse con las ciudades eden. Luces como alguien que ha escuchado de todo, asi que, echame una mano y dime tu precio"
