Mucho texto 03/22/2021 (Mon) 00:55:15 No.8789 del
>>8788
-correr o saltar lo suficientemente rápido.

Poder, lo que le faltaba y acomplejaba a Morrigan, lo que la hacía sentir como peso muerto tanto para su familia como para Shiketsu "¿Cómo pretendo ser como él si nisiquiera puedo ganarle una simple carrera al enemigo? ¿Como pretendo superar a Shiori si no alcanzo un misero cupo?" las inseguridades y auto-exigencias bombardeaban la psique de la rubia, que lentamente se iba inclinando a la idea de usar un último recurso.

Se dice que el ser humano posee una fuerza latente que sólo es desatable en situaciones de vida o muerte. Sólo cuando el bien mas preciado esta en juego, es cuando el cuerpo da cada fibra de su ser en ello. Los ejemplos mas referenciados a este fenómeno son los de las madres que logran sacar a sus hijos de objetos tan bestialmente pesados como lo son los autos. Toda una hazaña considerando que un vehículo puede llegar a pesar varias toneladas y una mujer promedio no rebasa ni los cien kilos, sin embargo no hay poder fortuito que venga exento de consecuencias, emplear esta fuerza extrema puede desgarrar músculos y, en casos extremos, romper huesos.

Morrigan por otro lado, puede apelar a toda la fuerza del individuo del que adopte aspecto a costa de ciertas limitaciones, por lo poco que ha experimentado, apenas es capaz de ejercer una ínfima fracción de la fuerza mimetizada antes de que su cuerpo se vea sometido a cierta presión. Esto da a entender el obvio resultado que tendría enfocar en sus piernas "mas" del 100% de la fuerza de Judai, probablemente se desgarre y, si la carrera se prolonga lo suficiente, hasta se rompa algo... Pero lo valía, había mucha gente que decepcionaria con su prematura derrota, sin mencionar, que no era su estilo perder antes de haberlo dado todo.

Morri tomó aire y se fue preparando mentalmente para el esfuerzo, estaba a punto de iniciar su arriesgada táctica, incluso lanzo al aire un "¡¡Seas quien seas, Jodete Takumi!!" para aligerar la tensión, hasta que una ventisca se hizo presente, esperaba lo peor, esperaba que la explosión estuviera a sólo centímetros, esperaba que la explosión la alcanzará antes de que jugará su última carta... Mas la aglomeración de detonaciónes nunca la alcanzó, es mas, sus pasos se sentían livianos, como si corriera en agua, mientras que el sonido de la explosión se hacia cada vez mas y mas lejano. Abrió grande los ojos y miro hacia abajo, estaba varios centímetros por sobre el suelo y sus pies nadaban sobre el aire.

"¿Que...? ¿Maldecir a los ancestros de Takumi surtió efecto?" Murmuró extrañada.

Sólo una vez giro su mirada pudo percatarse de lo que pasaba ¿Uno de los de la clase de apoyo... la estaba ayudando? ¿sería algún amigo de Judai? No debía pasar por alto que ese no era su aspecto, por lo que pudieron confundirla.

Sin dar espacio a preguntas, el chico pelinaranja la soltó apenas confirmo el cese de las detonaciones. De trasero al suelo, un nudo se formó en la garganta de Morri, eran demasiados sentimientos encontrados... No, no era amor, tampoco odio ¿Era decepción? ¿O quizás confusión? Si, era la descripción mas acertada a lo que sentía, no sólo fue incapaz de valerse por sí misma si no que un extraño le hecho una mano sin razón alguna. La Yakuza se confortaba con la idea de que lo hizo por Judai y no por ella, pero ¿Y si no era así? No sabía como lidiar con ayuda desinteresada de parte de un completo extraño ¿Debía decir gracias? ¿Devolver el favor? Aquel lunes definitivamente era el día de "las primera veces" para Morri, tuvo subitos acercamientos con sentimientos que le eran desconocidos y utilizó su Quirk de formas que hace un mes ni se hubiera imaginado.

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