>>73933Kostya/RiderEl entrenamiento de Rider no pasó sin consecuencias, y como ya era costumbre, fue su Master quien las tuvo que pagar. Si bien los maniquíes podían usar magia, solo podían usar la de Kostya, la persona que llenó las joyas adentro de ellas al momento de animarlas, y desde entonces, la encargada de rellenarlas cada vez que la usaran, ya fuese para caminar o algo más complejo.
Las cinco no eran Magi, ni Servants. No podían recibir energía mágica del ambiente ni de un Master, por lo tanto requerían que la inyectaran de manera directa a sus joyas cada tanto. Hacerlo fue agotador para Kostya, agotó una hora de su tiempo y todo el mana guardado en su huevo de Fabergé. Viéndole el lado positivo, la experiencia le había servido de práctica, ahora su conexión con el huevo era más profunda. Estaba varios pasos más cerca de concretar la unión. El oro que residía en su pecho ahora cubría ambos de sus brazos, la nueva fuerza de estos le sería de gran ayuda contra los visitantes no deseados que había frente a su puerta.
Diez hombres cubiertos de pies a cabeza en falsas armaduras medievales más negras que la limusina detrás de ellos les bloqueaban la entrada al vehículo. Entre los corpulentos hombres armados con espadones apenas se podía distinguir la figura femenina más pequeña a la que le hacían sombra, a pesar de ser esta aproximadamente tan alta como Kostya.
Pudo apreciar mejor el cuerpo esbelto de largas extremidades de la mujer una vez esta se abrió paso entre dos de sus guardias, colocándose al frente del pequeño pelotón.
—
Kostya Petróva Morózova, líder actual del clan Morozov. ¡Buenas noches! — Una pronunciación perfecta de su nombre, seguida por una sonrisa radiante que mostraba todos los dientes, también perfectos —.
Fue verdad lo que me dijeron. Tiene ojos muy hermosos. ¿Están en venta? — Guiñó su ojo derecho, el rojo. Al mismo tiempo, su ojo izquierdo liberó un destello, el brillo verde era tan cautivador como la corta cabellera negra de su dueña —.
En fin, no es por eso que vine aquí. Esperaba poder hablar con usted, como compañeras Masters de la Guerra. — Levantó una mano derecha, mostrando su dorso y los tres Sellos rojos que tenía en esta —.
Quiero negociar. Lo que pido es lo siguiente: Deme sus Hechizos de Comando y su Servant y abandone esta ciudad con todos los de su clan que puedan usar magia cuanto antes. A cambio, los dejaremos vivir. Incluso podrá quedarse con esos Familiares y lo que llevan puesto. Hm... — Dio unos pasos más, dirgiéndose específicamente a Tama, la menor de las cinco marionetas, y posó sus delgados dedos sobre la prenda que llevaba —.
Excepto esta, me interesa esta ropa. — Soltó a la muñeca, volviendo su atención a Kostya, a quien tenía ahora a unos dos pasos de distancia —.
Extiéndame su mano si acepta. De lo contario usaremos toda nuestra fuerza contra usted y todos los miembros de su clan.Después de decir todo eso, permaneció frente a la Master, esperando con una sonrisa y ambas manos detrás de la espalda.
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